Deidad de Cristo

Génesis 1:26

Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

En el principio, Dios habla de Sí mismo en plural. Nosotros… Nuestra imagen… Nuestra semejanza.


Juan 1:1-3,14

En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él nada de lo que ha sido hecho fue hecho. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, la gloria del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Aquel a quien Juan presenta aquí es Jesús. Él es la Palabra. Él es quien creó todas las cosas con su palabra. Siempre ha estado con Dios y es Dios.


Hebreos 1:8

Pero al Hijo le dice: «Tu trono, oh Dios, es por los siglos de los siglos; cetro de justicia es el cetro de tu reino.»

Jesús es llamado Dios.


Mateo 3:13-17

Entonces Jesús vino de Galilea a Juan, al Jordán, para ser bautizado por él. Juan intentó impedírselo, diciendo: «Necesito ser bautizado por ti, ¿y vienes a mí?». Pero Jesús le respondió: «Permítelo ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia». Entonces se lo permitió. Después de ser bautizado, Jesús salió inmediatamente del agua; y he aquí, los cielos se le abrieron, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma y se posaba sobre él. Y de repente vino una voz del cielo: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia».

El Espíritu Santo da una señal visual y Dios Padre da una señal audible a los que están alrededor de que Jesús es su Hijo amado.


Juan 17:5

Y ahora, oh Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese.

Jesús tenía la gloria de Dios incluso antes de que se formara la tierra.


Miqueas 5:2

Pero tú, Belén Efrata, aunque pequeña entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel. Sus orígenes son antiguos, desde los tiempos eternos.

Se profetizó que Dios, “cuyas salidas son desde el principio”, entraría en este mundo en Belén.


Juan 10:30

Yo y el Padre uno somos.

Jesús declara que Él es uno con el Padre.


Mateo 16:27

Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.

Jesús vendrá nuevamente en la gloria de su Padre, y Él será quien nos traerá nuestra recompensa.


Colosenses 2:9

Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.

Jesús no era menos que Dios, incluso en forma humana mientras estuvo en la tierra.


Lucas 1:35

Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.

No fue el método humano normal el que concibió a Jesús, fue Dios mismo quien se colocó en una célula humana para entrar en nuestro mundo.


Hebreos 2:17

Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.

Jesús eligió experimentar la vida humana en su plenitud, para poder identificarse completamente con nosotros.


Juan 16:27,28

Porque el Padre mismo los ama, porque ustedes me han amado y han creído que salí de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. De nuevo, dejo el mundo y voy al Padre.

Jesús vino del Padre y regresó al Padre.


Juan 17:4,5

Te he glorificado en la tierra. He terminado la obra que me encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame junto contigo, con la gloria que tenía contigo antes de que el mundo fuese.

Jesús vino a glorificar al Padre revelando perfectamente su carácter a los hombres. Habiendo cumplido su propósito, Jesús regresó a Dios y recibió la gloria de Dios, la que tenía antes de venir al mundo.


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